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Para conmemorar el mes de la mujer trabajadora, en Microjuris reseñamos el diálogo entre Ángel Colón Pérez, juez asociado del Tribunal Supremo de Puerto Rico, y un grupo de juezas sobre sus trayectorias, y los retos profesionales y sociales.
El Poder Judicial de Puerto Rico invitó a cinco juezas a compartir sus experiencias como mujer en la Judicatura en un conversatorio titulado Voces de la Judicatura: Reflexiones de Juezas Puertorriqueñas. ¿Qué expresaron las juezas?
Según Monsita Rivera Marchand, jueza de Apelaciones, existen retos que les unen como mujeres a nivel profesional. Además de fungir como juezas, también enfrentan los desafíos de ser madre. Relató que su rol como mujer, madre y jueza municipal fue impactante por los horarios y las situaciones a las que se enfrentaba. Como jueza superior, la falta de representación femenina en las salas de lo criminal.
«Ahora es muy normal que las mujeres seamos las que estemos frente a esta sala porque usualmente los hombres son los que están litigando. Fue la primera vez que me planteé, de momento, que era la única mujer en la sala», agregó la jueza.
Por su parte, Carmen Otero Ferreiras, jueza superior y jueza administradora de la Región Judicial de Bayamón, contó que mientras trabajó como abogada en la Sociedad para la Asistencia Legal quienes juzgaban los casos eran hombres. «Ahora somos muchas mujeres como juezas de lo penal. Muchas juezas y muchas profesoras en el área penal también. Muchas abogadas en la Sociedad para la Asistencia Legal y muchas fiscales por parte del Departamento de Justicia», destacó.
Otero Ferreiras también recordó cómo en su experiencia como abogada defensora "se podían referir a esa abogada como ‘beba’". "Uno pensaba: ¿cómo debo reaccionar a este comentario? Yo tengo que representar a esta persona y quiero velar por los intereses de esta persona pero a la misma vez quiero educar", agregó.
En el caso de Raiza Cajigas Campbell, jueza municipal y directora de Programas Judiciales del Poder Judicial, coincidió en que uno de los desafíos es enfrentarse a comentarios sexistas y estereotipados. Destacó que se utiliza la vestimenta de la mujer como excusa a cierta conducta violenta o como una forma de culpabilizar.
«Estando en una sala de violencia doméstica a nivel municipal [...] es como en ese momento en la sala se aprovecha esa oportunidad tras identificar una conducta sexista para educar, para corregir», manifestó.
Para Camille Rivera Pérez, jueza asociada del Tribunal Supremo de Puerto Rico, uno de sus roles más retantes fue presidir una sala de familia. A través de sus funciones, debía fungir como colaboradora y manejar los casos para ayudar a madres a las que el desbalance económico y la situación de vulnerabilidad en la que se encontraban la posicionaron en un caso de remoción de sus hijos.
«Yo no me veía como una educadora, yo me veía como una manejadora férrea de ese caso», aseguró.
De igual forma, Rivera Pérez invitó a no conformarse y continuar luchando por los derechos de las mujeres. «Si nosotras no tenemos una proyección adecuada, si nosotras no nos sentimos seguras, empoderadas, pues no vamos a llevar un mensaje correcto [...] Lo importante es las acciones que uno realiza, cómo una las hace y el respeto que una se gana en el camino», expresó.
Ana Paulina Cruz Vélez, jueza superior de la Región Judicial de San Juan, reconoció el trabajo del Poder Judicial para buscar el balance y hacer del sistema uno más equitativo. Resaltó el uso del lenguaje inclusivo porque es una forma de visibilizar a las mujeres. «Ahora existimos como mujeres».
«Es importante recordar para que la historia no se repita y estar constantemente pendiente a cómo vamos a evolucionar», apuntó Cruz Vélez.
Para conocer más sobre la conversación entre el juez asociado Colón Pérez y las juezas, puedes acceder al siguiente enlace.